Todo comenzó hace años. Nos presentó a Estibaliz, una chica maja (y cómo no), la vimos en muchos partidos, a los que acudía con un abrigo de moral, sobre todo en los días desapacibles, y pronto la vimos en cenas de equipo. Es decir, se integró en el entorno Parque, como un miembro más. Y lo agradecimos, y la incorporamos pronto a nuestro Supertomate, a nuestro Caben Litros...
Raúl y Estíbaliz era una pareja en un contexto de colegueo, de risas, y por ello quizá me sorprendió un tanto cuando hablaron de boda. Sin embargo, henos aquí hoy, preparados a disfrutar de una de las bodas mejor organizadas en las que he estado, de una de las mejores sin duda. Y de una de las más divertidas, como no podría ser de otra forma, porque Estíbaliz y Raúl no podían presentarnos un enlace sin chispa, sin unos identificativos toques de humor; nos hubiera parecido inconcebible.
Y las dosis de humor asomaron ya en la Basílica de Begoña, durante la ceremonia eucarística.
Y las dosis de humor asomaron ya en la Basílica de Begoña, durante la ceremonia eucarística.
La tropa fuera de la iglesia. E Irene en el carrito, durmiendo...
Y nos vamos a comer...
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