Y respecto al partido, estuvo condicionado por la lluvia. Condicionó nuestra defensa, condicionó el agarre del balón, condicionó nuestro tiro exterior, aunque por otra parte tampoco hubiera sido mucho mejor en seco, condicionó y mucho el porcentaje de tiros libres... Y también condicionó el ataque del equipo local, quienes no sacaban ventaja de sus jugadas con doble bloqueo sobre un jugador exterior, quien para cuando llegaba a su posición por mor de las condiciones del campo, ya no tenía tal ventaja; y condicionó nuestro ataque, pero a mejor, puesto que al no poder correr, los sistemas ofensivos los hacíamos con un timing adecuado a nuestras características. Increíble pero cierto. Y condicionó el uso de las manos y brazos defensivos de Águilas, que fueron unos cuantos, sobre todo en la segunda parte; aunque esto posiblemente hubiera sido igual sin lluvia.
Y también fue condicionante la red de uno de los aros, que no tragaba bien el balón, dejándolo enganchado; momento en el que 'casualmente' el equipo local aprovechaba para hacernos presión, una irrisoria presión por cierto. Supongo que tampoco un club como Águilas puede permitirse arreglar una red de un aro, porque claro ya sabemos que no todos los clubs tienen las mismas condiciones económicas, y que bla, bla, bla. Me comentaban que esa red estaba así desde hacía algún tiempo, cuando otro equipo de otra categoría había acudido allí a jugar y se había encontrado el mismo problema.
Sin embargo, la lluvia no condicionó a un todo terreno que ha jugado en estas circunstancias adversas muchas veces en su dilatada trayectoria de jugador, a una persona que nuevamente, y ya van un montón, nos ha demostrado que su calidad no la para ni la lluvia en un campo como ese, a un Señor Jugador que tuvo que tirar del carro una vez más, y lo hizo con una clarividencia y una rotundidad que uno no puede menos que quitarse el sombrero (metafóricamente hablando, porque pocos sombreros quedarán ya en nuestra sociedad para quitarse). Manu, una vez más dio una lección, la penúltima del gran capitán. Y a mí ni me sorprendió, y casi ni me inmuté, porque anotar el 63% de los puntos del equipo en un partido es algo que está a su alcance, y lo ha demostrado en tantos y tantos partidos.
Nuevamente apareció el Manu imparable..., esta vez bajo la lluvia. Y nuevamente es un honor y un placer entrenar a un jugador así. Cuántos hubieran querido sentarse en un banquillo como yo, relajarse y simplemente disfrutar del juego de este jugador tan listo. Y hoy, como tantas veces, el más listo de la clase.