Triste. Muy triste resulta perder este partido. Y lo es por varias razones. Porque sólo estamos cinco jugadores disponibles. Por una circunstancia u otra, sólo cinco. Todo el partido, 40 minutos. Contra uno de los primeros clasificados. En un terreno de juego, el suyo, donde el calor hace incómodo el juego. Y vuelvo a repetirlo, para convencerme de que esto es real, hay cinco jugadores para todo el partido. No, rectifico, esto no es real; es surrealista.
Nos acompañan dos jugadores lesionados, uno de los cuales, Ander, se viste por si fuera imprescindible salir al campo. Es destacable su actitud, a pesar de llevar varias semanas lesionado, viene a ver los partidos del equipo.
Es triste comprender que con unos pocos cambios, que con un poco más de gente este partido era perfectamente ganable. Porque no percibo gran calidad en el equipo local. Quizá dos de sus jugadores que ofrecen algo de interés al juego. El resto, experiencia, lo que les ayuda a ganar. Ello y el entrenador, que también tiene mucho que ver.
Por todos estos motivos me resulta triste la derrota. Se me antoja que los dos últimos partidos los hubiéramos ganado con tan sólo un poco más de gente. Una pena, pero el baloncesto es así. O mejor dicho, este equipo es así.