viernes, 8 de marzo de 2013

Controlar el partido, o que el partido te controle a ti

Independiente 56  Parque Bilbao 52
Lamento formular nuevamente una crónica de partido con un claro sentido autocrítico, mas los errores parecen repetirse hasta el infinito..., y más allá. Es triste que sean los mismos, que se podrían resumir, para no ser tan aburridamente reiterativo, en malas decisiones tácticas, faltas de riesgos defensivos, e insuficiente insistencia en la corrección de importantes detalles técnico-tácticos, en lugar de perderme en divagaciones varias sobre multitud de resoluciones tácticas que no llevan a ninguna parte.
Si el partido hubiera sido totalmente controlado durante la primera parte, hubiéramos finalizado ganando de, quizá, unos 20 puntos. Pero siendo realistas, y al menos desde mi capacidad actual estuvo lo suficientemente controlado en cuanto a ideas, indicaciones en campo y rotación de jugadores para pensar en que la victoria se iba a producir. Bueno, suficientemente controlado, obviando que nuestra defensa inicial no fue la correcta. No obstante, en la segunda mitad perdí el control de las situaciones, dejando que éstas siguieran su cauce a su libre albedrío, corrigiendo cuestiones esporádicas, y no insistiendo ya con ahínco en el ataque, que a buen seguro podía proporcionarnos la victoria.
Sin la debida capacidad de reacción cuando el equipo local se colocó con seis puntos de ventaja a escasos minutos de acabar, y dejando que llegásemos a un final igualado, había que encomendarse a un último minuto salpicado de rápidas decisiones, las cuales se tornaron todas ellas equivocadas.
No obstante, una exigua ventaja como la encajada no puede personalizarse en un último minuto negligente, cuando hubo, sobre todo en el primer cuarto, situaciones defensivas de sobra de las que acordarnos ahora. Así mismo, las causas de la derrota contra el último clasificado no cabe buscarlas únicamente en una faceta del juego, si no normalmente, y este partido es claro ejemplo de ello, en un sinfin de errores, a cada cual más sonrojante de recordar: no puntear tiros, no ayudar ni moverse con más atención en las defensas, fallar tiros libres, no dar la debida importancia a la adecuada colocación en los diferentes lugares en campo de ataque (ni de defensa), no luchar con verdadero coraje ya desde el primer cuarto..., y por supuesto, la cantidad de malas decisiones desde el banquillo ya mencionadas.
Una derrota inesperada en un partido aplazado de la 18º jornada, que esconde muchas esperanzas de recuperar todavía la temporada.
 

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