Hoy Ugeraga no pareció ser el peor equipo del grupo, jugando contra un nefasto Parque Bilbao.
Tuvimos la dudosa virtud de hacerles más grandes, de darles opciones y fe en una victoria que, en 'condiciones normales' nunca debía haberse producido.
Tuvimos la dudosa virtud de hacerles más grandes, de darles opciones y fe en una victoria que, en 'condiciones normales' nunca debía haberse producido.
Esos condicionantes, esos causantes de una dolorosa e inesperada derrota, los enumeraré a continuación. Si bien no necesariamente deben contemplarse en ese orden, cualquiera de ellos, por separado, ya supuso un importante correctivo para un equipo, el nuestro, en el que seguramente nadie esperaba perder. Sufrir más, mucho más que en el partido de ida, sí. Perder, ni por asomo. Mas así fue. Y para explicar lo inexplicable, lo siguiente:
- El total convencimiento de nuestra superioridad, que consciente o inconscientemente, me hizo sobrevalorar nuestras posibilidades, sobre todo en las condiciones en las que nos encontrábamos de inicio; a saber, algunas ausencias, jugar con un sólo base, y algunos jugadores en precarias condiciones tras salir la noche anterior. Es decir, aunque sabía de la inconveniencia de comenzar defendiendo en zona, que precisamente era contra la que se habría preparado el equipo visitante, y aún cuando era plenamente consciente de que las otras dos opciones defensivas que tenía en mente eran mucho más correctas, la situación inicial del equipo me hizo cambiar la idea antes de comenzar el encuentro. En cualquier caso, el saber que el tiro exterior visitante no sería brillante, me servía de acicate para no preocuparme en demasía por este cambio de opinión.
En definitiva, una mezcla de inconvenientes iniciales con algo de prepotencia hizo que facilitáramos el juego a Ugeraga, ya desde el comienzo.
- Un 3 de 21 en tiros libres, que supone el peor o uno de los peores porcentajes en los 17 años de historia del club. Para esto no hay excusa que valga. Jugar en tu propia cancha y dejar escapar tantísimas oportunidades de anotar es totalmente reprochable. Por contra, Ugeraga consiguió un 12 de 20.
- La cantidad de contactos del equipo visitante, antes incluso de que nosotros intentáramos imitarles, que beneficiaba su defensa, y que el 'supuesto' árbitro del partido pasó de evaluar. O dicho de otra manera, Larrinaga vino al campo a pasearse, a no arbitrar, y para más inri a sentirse molesto si se le protestaba algo de lo que su 'dejadez' no arbitraba en el campo. Resulta sencillo arbitrar a Parque Bilbao, cuando no hay defensas, pero cuando la intensidad defensiva produce contactos que son falta en Zurbaranbarri o en Acapulco, sigue resultando sencillo arbitrar, porque con 'pasar de todo' voy a cobrar igualmente mi dinerillo por el arbitraje. Lamentable.
- Muy importante también fue el quedarnos sin el único base que teníamos, por mor de una importante lesión (rotura complicada en una mano). A raíz de la lesión de Adiran, jugamos sin base, complicado aún más por situaciones físicas de algunos de los jugadores. Y anímicamente me resultó difícil centrarme en un partido en el que, para entonces ya comenzaba a dislumbrar la derrota como una posibilidad muy real.
En resumen, algo de prepotencia por mi parte, un escandaloso porcentaje de tiros libres, un montón de contactos que al árbitro no le apetecía pitar, una lesión grave, y sobre todo, mucho miedo a perder.