Hoy estaremos pocos del equipo en Urko, porque entre lesionados y demás historias cuento que tendremos a seis jugadores disponibles tan solo. Mas no es esto lo que más me preocupa; temo más a la Lógica. Es ella la que me dice que tenemos unos cuantos aspectos en contra, la que me sugiere que le apueste una palmera a Iker, el de Ugeraga, a que vamos a perder; o sea, apostar contra mi equipo en esta ocasión me parece una buena opción de conseguir de gratis una palmera de chocolate. Sin embargo, una vez más (y ya van...) Iker me gana la apuesta. Porque ganamos, y porque además lo hacemos de una manera impensable, obviando a esa señora cerebral, que en ocasiones resulta tan desconcertante en baloncesto, como es la lógica.
Teníamos en contra, en primer lugar, la cantidad de jugadores, 6 (7 contando a Ander que estuvo en el banquillo lesionado) por nuestra parte, aunque al descanso llegó uno más, Adiran. También estaba el problema de jugar en campo contrario. Así mismo, partíamos en desventaja respecto a los entrenadores, contando Ugeraga con un buen míster. Y se me ocurrió que la cantidad de altura del equipo local también nos podía perjudicar. En definitiva, la dichosa lógica no me daba muchas opciones para creer en la victoria.
Y aún así salimos a competir, y vaya si lo hicimos. Nuestra desventaja numérica dictaminó el tipo de defensa con el que comenzamos, que no era el previsto a priori. Y de esta manera, comenzando en la defensa, y finalizando en ataques más o menos razonables, fuimos abriendo cierta ventaja en el tanteo. Aquí también nos vino bien que la lógica se fuera a dar un paseo, puesto que nuestros ataques se encontraban ciertos 'regalos' defensivos del rival que no esperaba. Con todo, llegamos al final del primer cuarto con 15 puntos de ventaja.
Al empezar el segundo período esperaba que Ugeraga cambiara, que el partido se igualara; sin embargo, sucedió más bien lo contrario, porque con un parcial de 0-14 tras siete minutos de juego, la diferencia se disparaba hasta casi los 30 puntos. Y como no me fiaba ni un pelo del equipo local, yo aún pensaba que se nos podría complicar el partido...
Y aún así salimos a competir, y vaya si lo hicimos. Nuestra desventaja numérica dictaminó el tipo de defensa con el que comenzamos, que no era el previsto a priori. Y de esta manera, comenzando en la defensa, y finalizando en ataques más o menos razonables, fuimos abriendo cierta ventaja en el tanteo. Aquí también nos vino bien que la lógica se fuera a dar un paseo, puesto que nuestros ataques se encontraban ciertos 'regalos' defensivos del rival que no esperaba. Con todo, llegamos al final del primer cuarto con 15 puntos de ventaja.
Al empezar el segundo período esperaba que Ugeraga cambiara, que el partido se igualara; sin embargo, sucedió más bien lo contrario, porque con un parcial de 0-14 tras siete minutos de juego, la diferencia se disparaba hasta casi los 30 puntos. Y como no me fiaba ni un pelo del equipo local, yo aún pensaba que se nos podría complicar el partido...
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