Me resulta harto complicado explicar semejante paliza; sin duda la mayor en el club. Ni tan siquiera aquel primer partido, hace unas temporadas, del Parque de 2ª contra Agustinos acabó con tal masacre. Se me hace duro siquiera recordar algunos aspectos del juego, del nuestro, tan sonrojantes. No es fácil olvidar como ante un equipo local como éste, procuramos oponer cada vez mayores dosis de mediocridad.
El previo ya fue de por sí poco prometedor. Estábamos pocos, siete en concreto, lo que ya era un handicap preocupante. Y nuestra entrada al pabellón, tras encontrar por fin la puerta, tampoco daba una imagen de 'equipo sólido' precisamente.
Sin embargo, y pese a los temores generales, comenzamos el primer cuarto compitiendo. Mikel derrochaba intensidad y los demás jugadores acompañaban bien. Tras 10 minutos, sólo perdíamos de 10. Y comenzamos a creer...
Creímos, quizá, que podíamos hacer más que competir aquella tarde. Y seguimos corriendo en ataque, pretendimos continuar al ritmo de Anbotopeko, y ello fue el comienzo del suicidio.
En cualquier caso, al descanso perdíamos de 24 de diferencia, lo que nos hacía ser optimistas, creer que la paliza no sería tal, que con tan sólo siete jugadores, saldríamos de allí con una derrota digna.
Pues no. La dignidad se marchó del pabellón, acompañada del optimismo. Se quedaron, caprichosamente, la apatía, la vagancia, la anarquía... Y el resultado fue de 20 abajo en el tercer cuarto, y de otros 20 de diferencia en el último, donde encajamos la vergonzosa cantidad de 35 puntos.
61 puntos encajados en la segunda parte se me antojan humillantes; la cantidad de pérdidas de balón en tan sólo un pase, inexcusables; los ataques anárquicos, lamentables. Sin embargo, y pese a todo, algo sí hicimos bien, es más, perfecto. Paradójico fue que el día de los récord negativos, se batiera el récord del club en porcentaje de tiros libres en un partido, 100%.
Continuando la tradición, fue premiado el MVP de este último partido del año. En un encuentro así resulta difícil elegir a alguien destacado, mas por su constancia en los cuatro cuartos en buscar situaciones ventajosas, en procurar ataques con sentido, y en su defensa, es Manu el ganador del Papa Noel de chocolate, que le fue entregado días después en un entrenamiento.
Otros ganadores de esta entrañable distinción fueron: en el 2005, Hugo; en el 2006, Patxi; en el 2007 y 2008, Manu; en el 2009, Iñigo; en el 2010, Gontzal; y en el 2011, Txemi en el equipo de 1ª y Hurtado en el de 2ª. En principio eran los aficionados quienes elegían al premiado, siendo desde el 2010 el entrenador el encargado de hacerlo.
Continuando la tradición, fue premiado el MVP de este último partido del año. En un encuentro así resulta difícil elegir a alguien destacado, mas por su constancia en los cuatro cuartos en buscar situaciones ventajosas, en procurar ataques con sentido, y en su defensa, es Manu el ganador del Papa Noel de chocolate, que le fue entregado días después en un entrenamiento.
Otros ganadores de esta entrañable distinción fueron: en el 2005, Hugo; en el 2006, Patxi; en el 2007 y 2008, Manu; en el 2009, Iñigo; en el 2010, Gontzal; y en el 2011, Txemi en el equipo de 1ª y Hurtado en el de 2ª. En principio eran los aficionados quienes elegían al premiado, siendo desde el 2010 el entrenador el encargado de hacerlo.